ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL Y RIESGO DE ENFERMEDAD DE PARKINSON
Copenhagen, Dinamarca:
Según la información brindada por una base nacional de datos de Dinamarca desde 1977 a 2014, el aumento del riesgo de enfermedad de Parkinson en los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal es significativo; la asociación avala la teoría del eje intestino-cerebro.
Gut 68(1):18-24, 2019
Autores:
Brudek T
Institución/es participante/s en la investigación:
Copenhagen University
Título original:
Inflammatory Bowel Disease Increases the Risk of Parkinson’s Disease: A Danish Nationwide Cohort Study 1977
Título en castellano:
La Enfermedad Inflamatoria Intestinal Aumenta el Riesgo de Enfermedad de Parkinson: Estudio de Cohorte Nacional Danés de 1977 a 2014
Extensión del Resumen-SIIC en castellano:
2.01 páginas impresas en papel A4
Introducción
La enfermedad de Crohn (EC) y la colitis ulcerosa (CU) son enfermedades inflamatorias intestinales (EII) crónicas de inicio en los primeros años de la vida adulta. En la CU, la inflamación es superficial y sólo afecta el colon, mientras que en la EC la inflamación es transmural y puede comprometer la totalidad del tracto gastrointestinal.
Las EII se caracterizan por la actividad inmune proinflamatoria crónica; este mecanismo también estaría involucrado en los trastornos neurodegenerativos. La inflamación intestinal, a su vez, tendría una relevancia significativa en la etiopatogenia del parkinsonismo, incluida la enfermedad de Parkinson (EP) y la atrofia sistémica múltiple (ASM).
Los agregados intracelulares de alfa-sinucleína (a-sin) son la característica definitoria del parkinsonismo. La a-sin es uno de los principales compontes de los cuerpos neuronales de Lewy en la EP; en cambio, en la ASM, los agregados de a-sin se observan sobre todo en la oligodendroglía. La a-sin con fosforilación del residuo de serina en posición 129 (p-a-sin) es la forma más común de a-sin. Llamativamente en el sistema nervioso entérico de pacientes con EP se observa un patrón específico de agregados de p-a-sin, cuya acumulación desencadenaría inflamación y disfunción de la barrera intestinal.
Las EII se asocian con alteraciones de la homeostasis del sistema inmune intestinal; la información en conjunto sugiere una vinculación fisiopatogénica entre la inflamación del intestino y la aparición de EP o ASM. Sin embargo, esta asociación fue evaluada en muy pocos estudios epidemiológicos; los resultados de un trabajo a pequeña escala de Taiwán sugirieron una vinculación entre la EC y la EP. El objetivo del presente estudio, realizado en una cohorte nacional de Dinamarca con los datos registrados entre 1977 y 2014, fue determinar la asociación entre las EII y las dos formas de parkinsonismo, la EP idiopática y la ASM.
Métodos
Se analizaron todos los residentes de Dinamarca de 15 años o más en ese período (n: 8 858 367). En el Danish National Patient Register (NPR) se recoge información acerca de todos los diagnósticos primarios y secundarios, sobre la base de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-8/CIE-10). Las comparaciones se realizaron con sujetos sin EII. A partir del NPR se identificaron los pacientes con diagnóstico de EP y ASM. Los resultados se expresan como hazard ratios (HR), con intervalos de confianza del 95% (IC 95%) para ambas EII y para la EC y la CU por separado. En los modelos se realizó el ajuste por el índice de comorbilidades de Charlson. Asimismo, se efectuaron análisis en función de la edad en el momento del diagnóstico de la EII (< 40 años, 40 a 65 años y > 65 años).
Resultados
Se analizaron 76 477 pacientes con diagnóstico de EII entre 1977 y 2014 y 7 548 259 sujetos sin EII de la población general, comparables en género, edad y estado general. Todos los miembros de la cohorte fueron seguidos desde la fecha de diagnóstico de la EII hasta la aparición de EP o ASM. Los pacientes con EII presentaron más comorbilidades que los controles.
Durante el seguimiento, 335 pacientes con EII (0.4%) y 39 784 enfermos sin EII (0.5%) presentaron EP; las incidencias de ASM fueron de 0.02% y 0.01% en el mismo orden. La probabilidad acumulada de EP fue significativamente más alta en los pacientes con EII, respecto de los sujetos sin EII, en el transcurso de los 37 años de seguimiento. El intervalo promedio entre el diagnóstico de EII y de EP fue de 11.7 años (0.3 a 37.6 años), mientras que la edad promedio en el momento del diagnóstico de la EP fue similar en los pacientes con EII y los sujetos sin EII (73.7 años y 73.8 años, en ese orden). Cuando se analizaron por separado los pacientes con CU y los enfermos con EC, los resultados fueron similares.
Los pacientes con EII tuvieron 22% más riesgo de presentar EP, en comparación con los sujetos sin EII (HR: 1.22; IC 95%: 1.09 a 1.35), luego del ajuste según las comorbilidades. El aumento del riesgo se observó, de manera independiente de la edad en el momento del diagnóstico de EII, el sexo o la duración del seguimiento. La incidencia global de ASM fue baja; sin embargo, el riesgo de ASM tendió a ser más alto en los pacientes con EII (HR: 1.41; IC 95%: 0.82 a 2.44). Las estimaciones fueron similares en hombres y mujeres. El aumento del riesgo de parkinsonismo fue más pronunciado en los pacientes con CU (HR: 1.35; IC 95%: 1.20 a 1.52), en comparación con los sujetos con EC (HR: 1.12; IC 95%: 0.89 a 1.40). Los pacientes con CU tuvieron 3% más riesgo de EP y ASM, en comparación con los sujetos con EC (HR: 1.035; IC 95%: 1.03 a 1.04; p < 0.001).
Conclusión
Los resultados del presente estudio de cohorte realizado en Dinamarca sugieren que los pacientes con EII tienen riesgo más alto de parkinsonismo en comparación con los sujetos sin EII; las asociaciones, sin embargo, fueron significativas para la EP y sólo se observó una tendencia en el mismo sentido para la ASM, probablemente por la falta de poder estadístico de los análisis. El riesgo fue independiente del sexo, de la edad en el momento del diagnóstico de la EII y algo más alto para los pacientes con CU, respecto de los enfermos con EC.
Los resultados refuerzan la teoría del eje intestino-cerebro, en cuyo contexto, la inflamación intestinal podría ejercer influencias sobre el funcionamiento del sistema nervioso central; es posible que el desequilibrio intestinal sea anterior al daño neurológico. Si bien el riesgo absoluto de EP fue bajo, los hallazgos sugieren mecanismos fisiopatogénicos superpuestos, los cuales podrían representar nuevos blancos para la creación de opciones de terapia en el futuro.