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EFECTOS DE LA LACOSAMIDA SOBRE LOS NIVELES DE GAMMA-GLUTAMILTRANSPEPTIDASA

Resúmenes amplios

EFECTOS DE LA LACOSAMIDA SOBRE LOS NIVELES DE GAMMA-GLUTAMILTRANSPEPTIDASA


Tokio, Japón:
Se demuestra que el cambio repentino de carbamazepina a lacosamida es seguro y se relaciona con una disminución significativa de los niveles séricos de gamma-glutamiltranspeptidasa en los pacientes con epilepsia focal y niveles elevados de esta enzima.

Epilepsia Open 9(5):1956-1961, 2024

Autores:
Kubota Y, Prado Jr M

Institución/es participante/s en la investigación:
Tokyo Women’s Medical University

Título original:
Switching Carbamazepine to Lacosamide Improves Gamma-glutamyl Transpeptidase Levels

Título en castellano:
El Cambio de Carbamazepina a Lacosamida Mejora los Niveles de Gamma-Glutamil Transpeptidasa

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2 páginas impresas en papel A4
Introducción
La carbamazepina (CBZ) es un fármaco antiepiléptico (FAE) de primera generación utilizado como medicamento de primera línea para los pacientes con convulsiones focales. Es un inhibidor eficaz y seguro de los canales rápidos del sodio, y se lo considera el fármaco estándar para la comparación de los nuevos FAC. Sin embargo, es un fuerte inductor del sistema citocromo P-450, de modo que se acompaña de numerosas reacciones adversas que complican su uso. La concentración de la CBZ disminuye en estado estacionario un 50% en el transcurso de las 3 semanas que siguen al inicio del tratamiento. Además, debido a su fuerte unión a las proteínas, las interacciones con otros fármacos merecen una atención especial. Asimismo, es común el aumento de los niveles séricos de alanina transaminasa (ALT), aspartato transaminasa (AST) y gamma-glutamiltranspeptidasa (GGT). Esta última participa en el catabolismo extracelular del glutatión y, por lo tanto, es un marcador de estrés oxidativo y del aumento de la producción de especies reactivas de oxígeno. En un estudio reciente, la GGT elevada, con independencia de la causa, se relacionó con un mayor riesgo de mortalidad dependiente de la dosis. Ante la aparición de complicaciones vinculadas a la CBZ, se recomienda cambiar a la oxcarbazepina (OXC), la forma estructuralmente relacionada, pero con menor toxicidad. Sin embargo, debido al riesgo de hiponatremia, a menudo se prefiere el uso de FAE de tercera generación más seguros que la OXC, como la lacosamida (LCM), un FAE aprobado para pacientes mayores de 4 años con epilepsia focal. Su eficacia no es inferior a la de la CBZ de liberación controlada (CBZ-LC), y se destaca por su mejor tolerabilidad y menos interacciones farmacológicas. El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto del cambio abrupto de CBZ a LCM en los pacientes con epilepsia y niveles elevados de GGT.  

Pacientes y métodos
Se analizaron pacientes de ≥ 18 años con trastorno convulsivo focal controlado durante más de 2 años, en tratamiento continuo con CBZ, ya sea en monoterapia o en combinación con otros FAE, y que tenían niveles elevados de GGT. El cambio abrupto de CBZ a LCM se estableció como variable independiente, mientras que el cambio en los niveles de GGT, la incidencia de convulsiones en el transcurso del mes siguiente al cambio y la seguridad de LCM se tomaron como variables dependientes. Los niveles de GGT > 40 UI/l se consideraron anormales. Se analizaron las historias clínicas de los pacientes con epilepsia focal que utilizaban CBZ. El nivel de GGT antes y después del cambio se comparó con la prueba de rangos con signo de Wilcoxon, mientras que la proporción de pacientes con niveles anormales de GGT antes y después del cambio terapéutico se comparó con la prueba de McNemar. Las comparaciones del cambio promedio en la concentración de GGT entre los pacientes que recibían monoterapia o politerapia y los que consumían o no alcohol se realizaron con la prueba de la sumatoria de rangos. Los valores de p de menos de 0.05 se consideraron significativos.  

Resultados
De los 1526 pacientes, 528 (34.6%) recibían CBZ. De ellos, sólo 12 (2.3%) cumplieron con los criterios de inclusión y de exclusión. La mediana de la dosis diaria de CBZ fue de 200 mg (200 a 600), mientras que la mediana de la dosis de LCM fue de 100 mg (100 a 200). La mitad de los pacientes recibían otros FAE además de CBZ, en la mayoría de los casos levetiracetam y, con menor frecuencia, clozapina y perampanel. Después del reemplazo abrupto de CBZ por LCM, el nivel de GGT cayó significativamente de una mediana de 141.5 a 63.5 UI/l (z = 3.06, p = 0.0005). No se registraron diferencias en el cambio promedio de los niveles de GGT entre los sujetos que recibían monoterapia o múltiples FAE, pero se observó un cambio significativamente mayor en los pacientes alcohólicos en comparación con los que no consumían alcohol (210 UI/l frente a 83.1 UI/l, z = −2.15, p = 0.03). Tras este cambio, hubo una reducción significativa en la proporción de pacientes con niveles anormales de GGT (100% frente a 66.7%, prueba de la chi al cuadrado = 8; p = 0.008).Sólo un paciente sufrió una convulsión tras el cambio abrupto de CBZ a LCM. Después del mes no se observaron convulsiones en ninguno de los 12 pacientes analizados. Si bien un paciente que fue excluido del estudio presentó una erupción inmediatamente después de realizar el cambio de CBZ a LCM, ninguno de los que formaron parte de la investigación tuvo complicaciones similares ni otras complicaciones.  

Conclusión
El uso de CBZ se limita debido a las numerosas reacciones adversas que puede provocar. La LCM es un FAE aprobado para los pacientes de mayores de 4 años que sufren convulsiones focales. Tiene una eficacia comparable con la de la CBZ de liberación controlada, pero una mejor tolerabilidad. En este estudio, se evaluaron los efectos del cambio abrupto de CBZ a LCM en pacientes con epilepsia y niveles elevados de GGT. Sólo pudieron analizarse 12 pacientes que reunieron los criterios de inclusión. Después de cambiar abruptamente CBZ por LCM, el nivel de GGT disminuyó de forma significativa. La proporción de pacientes con niveles anormales de GGT también se redujo significativamente tras el cambio del FAC. Por lo tanto, se confirma el concepto de que los niveles moderados a altos de GGT en los pacientes con epilepsia focal pueden normalizarse al reemplazar la CBZ por la LCM. Además, el cambio abrupto de CBZ a LCM sin necesidad de una titulación cruzada parece una opción segura y eficaz para evitar la incidencia de convulsiones durante el mes siguiente al cambio del tratamiento.
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